KLIMTA

A ROOM OF MY OWN

Thursday, March 09, 2006

PEQUENA HOMENAXE Á MULLER GALEGA


Os recomiendo que primero leais la versión original en gallego. Este tipo de texto con tanta identidad pierde mucho con la traducción, es difícil encontrar la equivalencia plena a palabras, expresiones tan ligadas a la cultura gallega

"Non desminte a muller galega as tradicións daquelas épocas afastadas en que estando dedicádo-los varóns da tribo ós riscos da guerra ou ás fatigas da caza, recaía sobre as femias o peso total, non só das faenas domésticas senón da labor e cultivo do campo. Hoxe coma entón, elas cavan, elas sementan, regan e esfollan, [...]; elas cargan nos seus rexos ombros o saco repleto de centeo ou maínzo, e lévano o muíño; elas amasan despois a grosa fariña mal triturada, e acenden o forno despois de cortar no monte o feixe de leña,[...]. Elas, antes de que a pubertade desenvolva e ensanche o seu corpo, levan en brazos o irmán recén nacido, que berra que da medo; elas, rústicas pegureiras, apacentan o boi e comprimen os grosos ubres da vaca para muxila; e cando ven cheo un tanque de leite cándido e escumoso, en vez de bebela, con sobriedade exemplar e relixioso coidado colocan o tanque nunha cesta de vimbias que acaban de encher cun par de polos atados polas patas, cousa de dúas ducias de ovos, unha morea de follas de verza e tres ou catro queixos de tetilla, e sentando na cabeza a cesta, diríxense o mercado da vila máis próxima, onde venden os seus artigos regateando ata o último miserable oitavo. Así vive a muller galega, afanándose sen tregua nin repouso, loitando corpo a corpo coa fame[...].

Pobre muller, que de todos é criada e escrava, do avó refungón e despótico, do pai mullereiro e amigo de andar de taberna en taberna, do home brutal quizais, do rapaz enfermizo que se aferra as súas faldras choromicando, da vaca ante a que se axeonlla para muxila, do tenreiro, o que lle trae no regazo un feixe de herba, do porco para o que coce un caldo non moi inferior o que ela mesma come, da galiña á que asexa para recoller o ovo que cacarexa, e ata do gato, o que lle serve nunha escudela de barro as poucas sobras do frugal banquete”. EMILIA PARDA BAZÁN

No reniega la mujer gallega de las tradiciones de aquellas épocas lejanas en las que estando los varones de la tribu entregados a los riesgos de la guerra o a las fatigas de la caza, recaía sobre las hembras el peso total, no sólo de las faenas domésticas, sino también de la labor y cultivo del campo. Hoy como entonces, ellas cavan, siembran, riegan y deshojan,[...]; ellas cargan sobre sus fuertes hombros un saco lleno de centeno o maíz, y lo llevan al molino; ellas amasan después la gruesa harina mal triturada, y encienden el horno después de haber cortado en el monte un atado de leña, [...]. Ellas, antes de que la pubertad desarrolle y ensanche su cuerpo, llevan en brazos a un hermano recién nacido, que berrea que da miedo, ellas rústicas pastoras, apacentan los bueyes y comprimen las gruesas ubres de la vaca para ordeñarla, y cuando viene lleno
un tanque de leche cándido y espumoso, en vez de beberla, con sobriedad ejemplar y religioso cuidado colocan el tanque en una cesta de mimbre que acaban de llenar con un par de pollos atados por las patas, alrededor de dos docenas de huevos, un montón de hojas de berzas y tres o cuatro quesos de tetilla, y asentando la cesta en la cabeza, se acercan al mercado del pueblo más próximo, donde venden sus artículos regateando hasta el último mísero octavo. Asi vive la mujer gallega, afanándose sin tregua ni reposo, luchando cuerpo a cuerpo con el hambre [..]

Pobre mujer que de todos es criada y esclava, del abuelo refunfuñón y despótico, del padre mujeriego y amigo de andar de taberna en taberna, del hombre brutal si cabe, del niño enfermizo que se aferra a sus faldas lloromicando, de la vaca ante la que se arrodilla para ordeñarla, del ternero, al que le trae en el regazo un atado de hierba, del cerdo al que cuece un caldo no muy inferior al que ella misma come, de la gallina a la que espia para recogerle el huevo que cacarea, y hasta del gato, al que le sirve en una escudilla de barro las pocas sobras del frugal banquete.

Wednesday, March 08, 2006

POR SI SE NOS OLVIDA



Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. Es el calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tierno corazón guerrero.

(Alejandra Pizarnik)

Tuesday, March 07, 2006

VIOLETA

Amanda nos ha dejado en su blog una misiva: la mejor forma de celebrar el dia de la mujer es no celebrarlo. Si bien es verdad que lo de "los días de" institucionalizados tienen mucho de fachada y poca intención, l@s que vivimos con ciertos valores lo único que cambia en el "día de.." es que lo vivimos con más intensidad, o sacamos el bombo y platillo para celebrarlo. Para mí hay días de ... y anti-días de.. ( dígase San Valentín, etc)
Esto de enarbolar la bandera feminista, reviindicar los derechos de la mujer, etc... está ya como un poco demodé y ya huele, "ya están las pesadas estas feministas hablando de la igualdad, los malos tratos etc". Esto lo suelen opinar aquell@s que consideran que ya está todo conseguido, las mujeres ya trabajamos fuera de casa, los hombres ya "ayudan" en las tareas del hogar, y el gobierno ya ha elaborado una Ley por la Igualdad. Todo esto es una fachada pintada de un color precioso pero si miramos los cimientos o miramos en el interior de la casa veremos las humedades, polillas y carencias que existen. No nos dejemos engañar, mejor dicho no nos engañemos. Llevamos años predicando, pero al igual que dice el refrán "predicar en desierto sermón perdido".
Peri Rossi lo cuenta muy bien en este relato que aquí os dejo:

CANTAR EN EL DESIERTO
Relato de Cristina Peri Rossi

El hecho de que cante en el desierto no debería asombrar a nadie, pues muchas personas lo han hecho desde el principio de los tiempos, cuando todo era arena (también el cielo) y los océanos estaban helados.
Sabemos que cantaron en el desierto, pero no los escuchamos, por lo cual, hasta cierto punto, podríamos decir que cantaron para sí mismos, aunque ése no era, en principio, el destino de su canto.
Puesto que no los oímos, también podríamos dudar de que efectivamente hayan cantado; sin embargo, estamos seguros de que sus voces se elevan o se elevaron por encima de las arenas del desierto, con esa clase de certeza que nos permite afirmar que la Tierra es redonda, sin haber visto su forma, o que gira alrededor del Sol, sin que en los hechos, nos demos cuenta de que nos movemos. Es la clase de convicción que nos hace suponer que han cantado en el desierto, a pesar de no haberlos oído. Por ser el canto una de las aptitudes de la gente y porque existen loS desiertos.
Ella canta a media voz. Las arenas son blancas, y el cielo, amarillo. Está sentada en un médano, a poca altura, con los ojos cerrados, y el polvo le cubre el cuello, las restañas, los labios por donde escapa un hilo de voz como un licor sobre la tierra reseca. Canta sin que nadie la escuche, a pesar de lo cual, estamos seguros de que canta, o de que ha cantado alguna vez.
Con seguridad el hilo de su voz se pierde casi de inmediato en el espacio amarillo que la rodea, sin vibraciones. Y el Sol, que chupa con voracidad las pocas gotas de agua de un lago próximo, se bebe las notas de su canto con furor. No por eso ella deja de cantar, ni tampoco eleva la voz: continúa cantando en medio de las arenas blancas, de las pirámides de sal que se elevan como templos de una divinidad ciega y obtusa. Las arenas, que han devorado a más de un camello y su jinete, ocultan las notas de su canto. Pero al otro día ( o a la otra noche, porque si bien no lo oímos, podemos suponer que también canta bajo el cielo oscuro, en la soledad del desierto) ella vuelve a elevar la voz. Tanta insistencia no sorprende a nadie, pues parece algo intrínseco al canto, ya veces, intrínseco al desierto. A tal punto que nos sería difícil imaginar un desierto sin una mujer apostada sobre un médano, cantando, sin ser escuchada.
La naturaleza del canto nos es desconocida, aunque estamos persuadidos de que el canto existe. Cuando ella baja a la ciudad ( porque no siempre está en el desierto: a veces comparte la vida de nuestras ciudades y ejecuta los actos convencionales que venimos repitiendo desde nacidos) la aceptamos como una habitante más, porque en realidad, nada la distingue de nosotros mismos, salvo el hecho de que canta en el desierto: algo que podemos olvidar, puesto que nadie la oye. Cuando vuelve a desaparecer, suponemos que ha regresado al desierto y que en medio de las arenas blancas y el cielo como un océano, ella alza la voz, eleva su canto que como una gota de agua caída del espacio, el médano se traga.

Sunday, March 05, 2006

PEQUEÑO DIARIO





He estado ausente algo más de una semana debido a diversas razones. El viernes pasado inicié un periodo vacacional que me vino de perlas. Realicé una salida invernal a la montaña del norte leonés, el valle de Laciana (reserva de la biosfera). El tiempo que me acompañó fue el mejor, el que deseaba: nieve, y más nieve. Como vivo en la costa no estoy habituada a ver nevar con tanta intensidad, ni ver tal cantidad de nieve acumulada, ni quedarme encerrada en un sitio porque no se puede salir. Todo esto lo viví. Además de disfrutar de la meteorología, también disfruté de la naturaleza, realicé deportes nuevos: senderismo con raquetas (sino sería imposible caminar por la nieve), esquí. Este último prefiero descartarlo de mi catálogo de deportes y aficiones pues decididamente no valgo, me cabrea y puedo ser un peligro para los demás. Me fascinó tirarme en la nieve, en lo alto de la montaña, y tomar el sol plácidamente, es una sensación maravillosa, totalmente diferente a tomar el sol en la playa. Tras esta experiencia aparecieron mis primera pequitas, propias de la primavera, un toque travieso.
Llegó el miércoles y hubo que volver al "curre". Estaba tan desorientada, y había desconectado tan bien que viví un miércoles frenético pues había olvidado hacer cosas un tanto importantes. Pero en lugar de cabrearme y estresarme preferí darle la vuelta a la tortilla y pensar positivamente: he sido capaz de desconectar de verdad.
El jueves tuve jornada maratoniana. Empecé mi jornada cuando aparecía el día y cuando salí ya no existía. Otro día más sin blog!!!
Ayer viernes y hoy sábado me he desplazado hasta Santiago de Compostela para asistir a un curso, muy bueno y útil, acerca de la Educación para la Igualdad de Género. Este es un tema que, además de tocarme muy de cerca como mujer y educadora, me interesa mucho y trabajo mucho sobre ello.
Sobre esto último no os voy a adelantar nada más pues la semana que viene va a ser "mi semana violeta", para l@s que no lo entendáis ya sabréis por qué, y siempre que todo discurra como quiero y "don tiempo" me lo permita, habrá un post sobre este tema casi a diario.
Este ha sido el intenso diario de mi ausencia. No sé si tendré tiempo de ponerme al día pero por lo menos voy a reenganchar con vuestros últimos posts.