KLIMTA

A ROOM OF MY OWN

Monday, June 20, 2005

A WALK



Ayer el día amaneció nublado en mi ciudad, aún así decidí dar un paseo por mi playa como en muchas ocasiones. Me gusta pasear por la playa, sea invierno, otoño, verano, etc. Tengo la gran suerte de vivir en la costa y estar rodeada de magníficas playas, algunas de ellas en ocasiones se pueden disfrutar a solas. Ésto fue lo que sucedió ayer. No había nadie. Tan solo el mar, el vaivén del agua, la arena, las algas (muchas), el contorno de las Islas Cíes (pues la niebla impedía ver su preciosa figura) y a medida que caminaba las pulguitas saltaban anticipándose a mis pasos. Dí un paseo de una hora y cuando volvía mi punto de partida, en vista de la bella solitud que me acompañaba decidí sentarme, despojarme de todas mis ropas y sentir como la brisa marina penetraba en mí, una sensación maravillosa, me refrescaba, corría por debajo de mi piel y salía por mis poros. Este pequeño placer tuvo un beneficio inmenso en mí. A mi cabeza vino un relato de Jorge Bucay acerca de la semilla de la que estamos hechos. Espero que os guste y os haga reflexionar:

En el silencio de mi reflexión
percibo todo mi mundo interno
como si fuera una semilla,
de alguna manera pequeña e insignificante
pero también pletórica de posibilidades.

Y veo en sus entrañas
el germen de un árbol magnífico,
el árbol de mi propia vida
en proceso de desarrollo.

En su pequeñez, cada semilla contiene
el espíritu del árbol que será después.

Cada semilla sabe como transformarse en árbol,
cayendo en tierra fértil,
absorbiendo los jugos que la alimentan,
expandiendo las ramas y el follaje,
llenándose de flores y de frutos
para poder dar lo que tienen para dar.

Cada semilla sabe
como llegar a ser árbol.
Y tantas son las semillas
como son los sueños secretos.

Dentro de nosotros, innumerables sueños
esperan el momento de germinar,
echar raíces y darse a luz,
morir como semillas....
para convertirse en árboles.