KLIMTA

A ROOM OF MY OWN

Sunday, June 10, 2007

DE BODORRIO


Ayer tuve boda familiar, era una boda a la que me enfrentaba con ganas pues no era de compromiso sino de una prima a la que aprecio mucho. Me apetecía ir para reencontrarme con esa parte de la familia a la que tan solo ves en bodas o funerales y poder disfrutar de lo lindo con los ya habituales del día a día.
He escrito me enfrentaba porque últimamente me convenzo cada vez más de las chorradas, paripés, cursilerias, hipocresías y, como no, machismo vigente en nuestras ceremonias matrimoniales. Empezando por la despedida de turno (¿de qué se despiden?), el dineral que te roban con el vestido para vestirte de princesita y sorprender a tu príncipe azul, y para rematarlo bien el mensaje religioso desfasadísimo que suelen emitir los sacerdotes en las homilías y el rito del sacramento del matrimonio: intercambio de arras, lectura de los deberes de la mujer y los del hombre, diferentes por supuesto. Lo curioso es que casi nadie repara en lo que el sacerdote está diciendo en ese momento y todo el mundo comulga con lo dicho, nadie lo critica. La hipocresía radica aquí, preferimos quedar bien, hacer lo que Dios manda antes que reflexionar y oponernos a opiniones y símbolos que van en contra de lo que pensamos.

Mientras escuchaba la homilía del sacerdote y miraba a mi prima de ojos destellantes, guapísima con su traje de princesa, como siempre quiso y rebosando alegría, me vino esta canción a la cabeza:

Quizá te busquen
porqué naciste
quizá te midan por mujer.
Pero no dejes
de ser niña
que abraza todo lo que hay en si.
Pero no dejes
de ver el mundo
como un espacio por compartir.
Quizá no llegues
a ser tú misma
quizá te empujen por mujer