La Toilette, Toulouse Lautrec
Aquella "princesa" crecía en un ambiente en el que todos le decían lo que tenía que hacer, cómo debía comportarse, qué debía decir y qué no, normas a seguir para llegar a ser "la princesita del cuento de hadas". A veces tenía ganas de saltarse las normas, gritar y salir corriendo pero, como las normas y el deber pesaban más, la "princesa" se lo tragaba y cumplía con lo debido.
Cuando todo era ruido a su alrededor, adoraba resguardarse en el interior del armario de su habitación hasta que las aguas volvían a su cauce. Allí dentro, en la oscuridad del ropero y en compañía de su exclusivo aroma, su mismo aroma soñaba (y lloraba) ........................
- Soñaba con salir corriendo y correr por una extensa pradera verde con los brazos en alto.
- Soñaba con una taza de café calentita, sentada en una hamaca, arropada con una suave mantita en un balcón al borde del mar
- Soñaba con un baño, desnuda, en medio de una playa desierta
- Soñaba con su "encantador de serpientes", abría la puerta del armario, la abrazaba y se fugaban.
- Soñaba con acariciar la suave piel de un bebé.
- Soñaba con tumbarse en la arena, cerrar los ojos y no sentir nada más que el sonido del mar.
- Soñaba con el cálido abrazo de una buena amiga.
- Y soñaba................con tener siempre su propio armario en donde poder encerrarse y encontrarse
2 Comments:
Neniña, vaya comentario te han dejado...
Bueno, a lo que iba: me alegra que estés de vuelta y poder leerte ya con calma.
Y me ha encantado este post tuyo. Nada mejor que abrir la puerta a los sueños, permitirles que nos envuelvan, ayudarles a convertirse en realidades, otras realidades.
Muchos besos.
Un hermoso cuento. Me alegro de que la princesa desenvolviera los regalos quitándoles el papel de celofán. Los sueños no se deben congelar, deben respirar y ser mimados para llegar a cumplirse.
:) Un bico
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